domingo, 24 de julio de 2011

Descanso por vacaciones

Por suerte, este mes de Julio vivo en modo nómada. Después de visitar tierras portuguesas, el pasado fin de semana fui a Madrid y desde allí volé a Barcelona.
De la capital española recomiendo, a quien pueda acercarse, la exposición de Antonio López, porque es simplemente emocionante, aunque yo prefiero, frente a los óleos hiperrealistas de la Gran Vía, algunos de sus dibujos a lápiz.
La ciudad catalana me encantó, me quedaría especialmente con Montjuic (y las vistas desde el edificio del Museo Nacional de Arte de Cataluña), el parque Güell y el interior de la Sagrada Familia.

De nuevo me encuentro preparando las maletas, así que, dado que tanta ruta me impide actualizar el blog con la frecuencia deseada y leer y comentar a otros compañeros virtuales, me tomo unas vacaciones.

¡Hasta pronto!

martes, 12 de julio de 2011

De paseo por Oporto

La semana pasada estuve en Oporto. Es una ciudad de contrastes: edificios modernos se alternan con otros abandonados y ajados por el paso de los años. Muchas fachadas se adornan con azulejos de colores y otras se avergüenzan de sus pinturas saltadas y sus cristales hechos añicos. El Duero riega la ciudad y con calma se besa con el Atlántico, bajo la mirada atenta de dos faros. Seis puentes cruzan el río majestuosamente, sobre todo el diseñado por Eiffel, que permite, a diferentes alturas, el paso del tranvía y de los coches. Es una ciudad con mucho encanto, os recomiendo su visita.
Tributo al gran José Saramago y su obra "Ensayo sobre la ceguera"
Plaza de Aliados, donde se encuentra el Ayuntamiento.
Imagen del viejo tranvía. Al final del recorrido, para cambiar el sentido del viaje, se recolocan los asientos y el  cable.
  
Esta estatua está castigada contra la cristalera de la catedral. ¿Qué haría?
                               
Imagen de la ribera del Duero.

viernes, 1 de julio de 2011

Guerreros de a pie

Existen algunos seres humanos que,
ante los puñetazos de la vida,
se transforman,
y más que hombres y mujeres ordinarios,
parecieran los protagonistas
de historias épicas.

Cuando ataca la adversidad,
estos héroes de lo cotidiano,
no se rinden, sino que se convierten 
en construcciones inexpugnables.

Con la cabeza alta,
confiesan sin duda ni balbuceo
sus peores miedos,
que es el primer paso
para derrotarlos.

Jamás se detienen
frente a desdichas y obstáculos,
al contrario:
por graves que sean
con ellos se baten en duelo.

Y lo mejor de todo
es que cualquiera de nosotros
es, en potencia,
una de estas criaturas extraordinarias.