Durante una quincena, en la ciudadenqueambosvivían proyectaron una serie de películas de habla inglesa en versión original subtitulada. La selección era impresionante, el organizador era un reconocido crítico de cine.
Desde el primer día, Arturo, gran cinéfilo, acudió al evento. Como siempre, compró las palomitas y un refresco y se sentó en las últimas filas, esperando disfrutar de la proyección.
Por su parte, Margarita, algo miope, escogió una de las filas más cercanas a la pantalla.
El segundo día, poco antes de que comenzara “Citizen Kane”, Arturo se fijó en la mujer coqueta que se colocaba con cuidado las gafas y se acomodaba en el asiento. Pensó que tenía un aire a Holly Golightly en “Breakfast at Tiffany’s”, así que hasta que empezó la película, se dedicó a observarla, curioso.
El tercer día, ella notó que un par de ojos se clavaban en su nuca. Y se volvió para cruzar, por primera vez, la mirada con un hombre de unos treinta, del cual le extrañó que llevara puesta una gabardina, con el calor que hacía en el interior de la sala. Jamás hubiera imaginado que él pretendía vivir con ella un final como el de la película de Audrey Hepburn, ambos empapados de lluvia y besándose, y quizá luego, bailar como Gene Kelly alrededor de farolas y pisando charcos.
Según pasaban los días y las sesiones, Arturo iba ganando filas, mientras Margarita sacrificaba una visión más nítida, por sentarse más cerca del hombre misterioso.
El penúltimo día del ciclo pasaban “12 Angry men”, y únicamente una fila de desconocidos les separaba.
El último día, Arturo se armó de valor, como los protagonistas de sus películas de samuráis preferidas, y se sentó al lado de Margarita. Aún faltaban unos 10 minutos para que comenzara “Casablanca”, así que, antes incluso de preguntarle su nombre o decirle el propio, le susurró:
—¿Puedo hacerte una pregunta de cine?
Margarita, nerviosa, asintió.
—¿Te gustaría ir alguna vez conmigo? Ya sé que ya estamos en un cine, me refiero a una cita; después podríamos ir a cenar.
Sonrojada, volvió a mover la cabeza de arriba abajo.
— ¿Qué te gustaría ver?
— Sex and the city 2.
En aquel instante, Arturo notó cómo se quebraba su corazón, enamorado del cine. No podía entender cómo a una mujer que venía a un ciclo como ése le pudiera interesar aquel tipo de películas. Y, conteniendo el despecho de la mejor manera que pudo, le preguntó qué película del ciclo le había gustado más:
— La verdad es que vengo para desoxidar mi inglés. El cartel me ha parecido algo aburrido.
Arturo, tremendamente indignado, le escupió en la cara una versión de la mítica frase de Bogart:
— Ni tan siquiera tendremos París.
Y se marchó a la fila trasera de la que nunca debió alejarse.
Jajjaj... buenísimo !!
ResponderEliminarArturo, qué gran hombre. Aunque quizá un poco pedante porque me da a mí que él amaba ese cine, pero no sabía inglés.
Es decir, la relación era equilibrada.
Cosas que pasan...
Un poco injusto, hay ocasiones en que merece la pena adaptarse a otros gustos... siempre puede aprenderse algo.
ResponderEliminarSaludos.
jajajaja qué decepción, pero sí son cosas que pasan. Es como una vez que le dije a uno que creía que despues de haber estado escuchando musica juntos toda una tarde, habiamos creado una "energia especial" y me miró y me dijo " aham", ganas de mandarlo ya sabes dónde.
ResponderEliminarOHHHHHHHH, yo quiero una pregunta de cine!!!!!
Ay qué chascoooo
ResponderEliminarjo, la odio profundamente, a Margarita.
¡Que bueno! *Aplaude desde el fondo del local*
ResponderEliminarY es que es asi, las apariencias nos crean musas, personas que nos inspiran, caballeros de película que hasta que los conocemos son ídolos en nuestra mente, perfectos, pero que sin embargo, cuando los conocemos en realidad, están llenos de cosas que desconocíamos que bien podemos aceptar, o bien, como en el caso de Arturo, rechazar de un soplido.
Por eso me ha encantado tanto, por ese toque de "lo que vemos" frente a "lo que hay".
Un abrazo escondido en un sombrero = )
Vaya un final!! jeje muy bueno aunque en parte comparto opinión con chula, entiendo la decepción de Arturo, pero...
ResponderEliminarBeSoTeS a La SoMbReReRa!!
¡Qué gran escrito!
ResponderEliminarEs ésta una de esas ocasiones en que deseo llevar sombrero, sólo para poder quitármelo ante ti.
Tienes un don para que todas tus palabras me atrapen, me transporten y me dejen luego aquí, con aires de novedad.
(y tu nombre guardará siempre esa mística que rodea a ciertas canciones del Nano)
... es una carta de amor que se lleva el viento pintado en mi voz ...
Un enorme beso.
Perfecto. Has conseguido que todos odiemos a la mujer. Enhorabuena, honey.
ResponderEliminarNunca debió de salir de la última fila... es una buena frase. Muy filosófica.
Por cierto, quiero comprarme un sombrero.
ResponderEliminarLe tenía que haber dicho: "Francamente querida, me importa un bledo".
ResponderEliminarQué historietas se te ocurren. Genial.
Un besazo
Pos qué rancio Arturo, será que le sobran "Margaritas" en su vida. Ni aunque fuera rubio con los ojos azules me quedaba yo con él.
ResponderEliminarY pobre Margarita, encima que se sacrifica por perfeccionar su inglés y le vengan con ésas...(estoy casi segura de que odia el cine y que dijo "Sex and the city 2" como pudo haber dicho "La vida es bella" porque será de las pocas que ha visto y fijo que le ha encantado, jaja). Y no me extrañaría a mí que tuviese examen en la EOI y por eso lo de "desoxidar" el idioma, jeje.
Besos
Algunas personas deberían permanecer envueltas en el misterio...
ResponderEliminarMe hiciste reír =D
¡Siempre tendremos París! ¡Siempre hay que tener esperanza!
ResponderEliminarMuchos besos, Lucía :D
Vaya chasco! lo ves? eso pasa por ir a saco ja,ja...buenísimo
ResponderEliminarbesosss
¿Y qué fue del "bueno, nadie es perfecto"? Un poco más de tolerancia y no iría solo al cine...
ResponderEliminarjajajaja, fantástico tu relato. Lo cierto es que las apariencias a menudo engañan. Disfruté mucho el texto
Ah, y al igual que Cat´s, quiero que me hagan una pregunta de cine...
Besitos
Pobre Arturo, que desengaño....
ResponderEliminarEs para hacer un corto.
Besos.
Decepciones así nos podemos llevar cualquiera, pero bueno, yo no juzgaría a una persona por sus gustos de cine :)
ResponderEliminarUn beso!
Brindo por los que se arriesgan
ResponderEliminarElena
¡Brindemos, Lucía, por habernos conocido! :D
ResponderEliminarde la que nunca debimos
ResponderEliminarnaufragar.
biquiños (no cinéfilos, i´m sorry)
Estoy con Raquel, seguro que Arturo no tiene otra vida aparte del cine, al menos Margarita tiene un objetivo. Lo de comer palomitas viendo Casablanca tampoco me parece de cinéfilo purista.
ResponderEliminarNo te has perdido nada Margarita, seguro que lo primero que te iba a pedir es que le lavaras la gabardina, semejante gili.
Saludos princesita
La sinceridad, que siempre es necesaria, pero no conveniente.
ResponderEliminarAh, que bueno Lucia, me encantó la frase final mucho! Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarJajajaja, el desencanto de la realidad. Muchas veces idealizamos a las personas antes de conocerlas, y luego llega el chasco. Es muy bueno
ResponderEliminarAis, los peligros peligrosos de la imagination, de las expectativas (cinéfilas y/o literarias) de todos los que amamos las historias y nos empapamos en ellas.
ResponderEliminarYo, si hubiera estado en la piel de Arturo female version, también me habría enamorado de un treintañero "con pose intelectual" (y pelo revolvible a ser posibol) que se sentara day after day en mi misma sala (he intentando vivir algo asi durante el zinemaldi, pero nothing). Me pirra la idea de enamorarme en un cine, pero eso de que en los lugares interesantes se conoce a gente interesante no siempre ocurre.
Aunque algunas cosas de Arthur si me han chocado y no las compartiría:
a)comer pop corn en el cine. Normalmente no como en el cine y, además, algunas de las pelis que veo no invitan a comer na' de na'.
b)¿Un cinéfilo sentándose en las últimas filas? Really? La exception confirmando la regla at last! Admito que la gente que se sienta detras saca a la intransigente que llevo dentro. ¡Eso es como ver una peli en una buena pantalla de plasma en la sala de tu casa! La pantalla tiene que ser enooorme y, a ser posibol, te tiene que tragar... sin marearte.
Y de mi adoradisima Casablanca no parlo, porque si lo hago acabaría llenándote 10 post y ya he cubierto mi cupo today, sorry! :S
Take care!
Kisses cinéfilos ***
jajajajaja, me ha encantado. Tus historias siempre me sorprenden, Lucía. Voy leyendo pero nunca sé cómo acabarán. Y eso es genial!!!!
ResponderEliminarAunque creo que Arturo hubiera tenido que darle una oportunidad a Margarita y acompañarla a ver Sex and the city 2, hay alguna escena que se sale de divertida.... ;-)
Besos a montones y feliz semana!!!!
"We'll always have time". Cuando amás a alguien, siempre lo hay.
ResponderEliminarjajajaj
ResponderEliminarme ha gustado, aunque coincido con un comentario anterior. Muy cinéfilo el tio no es... eso de las palomitas y el refresco no pega nada :)
Y luego... la desesperación de un aspirante a gafapasta que descubre que su amada es sólo una modernilla
jajaja
Muy bueno, enhorabuena