Propongo que todo aquello que no te dije sufra una combustión espontánea en el momento en que ya no tenga sentido contarlo. Asimismo, esas mitades que guardé para mí cuando sólo confesé a medias, podrían evaporarse cuando ya no importen. ¡Que prescriban las faltas de omisión cuando carezca de valor compartir lo no revelado antes!
Foto de René Maltête
Foto de René Maltête
Siempre hay un tiempo para todo y pasado ese tiempo, lo que no se dijo no existe. A veces también hablamos y decimos por alguna razón. Bonito texto. ;-)
ResponderEliminarLo qué callamos nunca existió... Por eso dejo por escrito lo qué tu texto me gustó.
ResponderEliminarAbrazos desde el aire.
Ojalá pudiera ser así, lo que no hemos dicho a veces nos persigue sin fin.
ResponderEliminarbesos.
La de sufrimiento que nos ahorrariamos! Besos
ResponderEliminar¡Si arde lo que no dijimos... se nos quemará el alma!
ResponderEliminarbesos
Apoyo la propuesta.
ResponderEliminarPrecioso texto.
ResponderEliminarEl olvido, a veces, es el mejor lugar para los encuentros.
Besos :)
Todoloquenuncatedije y sinembargomequema
ResponderEliminarMucha miga, tu post ;)
Lo más inteligente es lo que ocultándolo se dice.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nadie va a recordarnos por nuestros pensamientos secretos...
ResponderEliminarPor eso: gracias, Lucía, infinitamente gracias. Eres fantástica. Aún no comprendo si es que disfruto de encontrarte en estas letras o es que me encuentro a mí mismo en cada trazo, pero si hay algo que no puedo dudar es que escribes de maravilla.
(Y un poco más entre nosotros... ¡si habré metido la pata por no callarme la mitad de las cosas! Pero eso es de otras anécdotas...)
Un enorme beso.
♪♫... tus recuerdos son cada día más dulces, el olvido sólo se llevó la mitad ...♫♪
¡Ouch!
ResponderEliminarOye, Lucía, ¿cómo estás? ¿Te llegó mi último correo?
Muchos besos.
Totalmente de acuerdo! Un abrazo :)
ResponderEliminary entonces todo se marche de nuestra cabeza y deje de atormentarnos...
ResponderEliminarPreciosa foto y gran texto!!
ResponderEliminarAbrazos!
Lo que no decimos a tiempo, tarde o temprano nos ahoga. Besos!
ResponderEliminarCiertamente, decir lo que no fue dicho en su momento puede ser un engorro, o un sudor fácilmente evitable. Un abrazo.
ResponderEliminarEs curioso, las cosas que se han dicho son las que a veces deseamos que se borren, pero las que quedan sin decir se guardan a la espera de volver a salir.Tú has dado un giro a esta idea. Me gusta.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios amables.
¡Ojalá!
ResponderEliminarSería como una versión del verso de vetusta morla, "las palabras que no dije nos pueden salvar".
Un besote¡¡¡¡
Lo que no está dicho ya no merece la pena, ¿no?
ResponderEliminarA la hoguera.
Lo que no decimos suele ser la verdad.
ResponderEliminarBesos.
Me parece una buena propuesta, Lucía. Justo hoy andaba pensando sobre el tema de decir o no decir algunas cosas. Te mando un abrazo enorme. Dime, ¿cómo anda lo de tu curro? ¿Algún avance? Si vienes a BCN avisa, eh!!! ;-)
ResponderEliminarMuaka.
(Lucía, no sé por qué motivo no consigo entrar desde mi perfil de google en tu blog, firmo como anónimo, entonces, pero soy Elena good news ;-)...) Mua
Me sumo a la moción. Que no nos sigan atormentando las palabras no dichas. ¡A abrirles la jaula!
ResponderEliminarImpresionante!!!
ResponderEliminarBesazos enormes
prescriben por ley ;)
ResponderEliminarLa mano del ahogado me impresiona como tus palabras.
ResponderEliminarBesos!
=) HUMO
hacer lo que dijiste es la clave.
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