Dices que estoy
a la defensiva
como un animalillo acorralado.
Dices que parece que
quiero increpar
a cada transeúnte
que pasa a mi lado.
Dices que parezco
ese Ismael acelerado
que nos presenta Melville
al inicio del relato ballenero,
ése que quiere quitarle a la gente el sombrero.
Dices que temes
que la rabia
que se va mezclando
con mi sangre
y se va irrigando por mi cuerpo,
me envenene.
Dices que no quieres
que llegue el día
en que la ira
que por mí fluya
sea tal
que explote
y me destruya.
Y frente a los desastres que suceden
cada día,
¿sería más correcto que sintiera apatía?
¿Cómo debemos sentirnos al saber que hay mujeres que son latigadas por adúlteras, y sus amantes enterrados parcialmente y asesinados a pedradas? ¿Cómo sentirse al saber que cada día, en alguna parte del mundo, hay atentados terroristas, (hoy, cinco muertos en Afganistán y 16 en Paquistán)? ¿Y al saber que cada día hay gente que muere de hambre?
ResponderEliminarYo siento impotencia, tristeza y rabia.
Puede que impotente, pero jamás impasible.
ResponderEliminarAnte la imposibilidad y la impotencia que tenemos los humanos comunes y no poder hacer nada más que ver como suceden injusticias unas tras otra, lo importante es no callarse y sentir como lo haces vos.
ResponderEliminarUn abrazo del alma
Y menos mal que sientes eso.
ResponderEliminarEl día que seas una marioneta ya no sentirás nada.
Besos.
y toda esa impotencia, toda esa tristeza, toda esa rabia, ¿de dónde sale?, ¿a dónde va a parar? ¿Al viandante tranquilo e ignorante de sus preocupaciones, al desempleado pensando en el euromillón? Toda esa inquina segregada por los malos humores, ¿a donde van a parar?
ResponderEliminarsi la energía ni se crea ni se destruye, ¿de dónde viene esa energía? ¿a dónde irá a parar esa energía?
¡Eso nunca! La apatía es la muerte del espíritu, Lucía.
ResponderEliminarMuá.
No caerás en la apatía ni en la indifrencia porque tienes un alma sensible y solidaria, y mientras existan personas asi habrá esperanza de construir y no destruir. Un abrazo.
ResponderEliminarTermino pensando que la gente no debería decirnos como actuar o como sentirnos…salvo que nosotros pidamos algún consejo. Estimo que nadie tiene suficiente altura moral para manifestar y diagramar nuestra manera de ser. Hipócritas!
ResponderEliminarBesouuu
Si nos amamos a nosotros mismos y damos amor a los demás, estamos contribuyendo a hacer de este mundo un lugar mejor.
ResponderEliminarla apatía la reservo para algun@s que bien se la merecen; para el mundo que me rodea curiosidad, y para ti...
ResponderEliminarbiquiños
Tienen razon todos,lo importarse es no callarse, saber de una injusticia y no hacer nada, es ser complice,ser casi tan culpable como el que la comete, es permitir la injusticia.
ResponderEliminarDespues de todo,lo unico que el mal necesita para triunfar,es que los buenos no hagan nada
A mí me parece que te sientes como debes sentirte, si fuera de otra manera sería peor...
ResponderEliminarEs lo que sucede... hacemos demasiado caso de lo que dicen los demás.
ResponderEliminarSea como sea, no deberíamos callar. Bastante lo hemos hecho, lo han hecho por nosotros y seguro acabamos haciéndolo por alguien que habla más que nosotros. Que entiende y sabe y quiere. Pero mientras tanto, seamos dueños de nuestras opiniones.
Me ha encantado esta entrada.
Un saludo.
Sentir.
ResponderEliminarSolo eso demuestra que todavia existe gente con alma.
habría que pensar hacia donde se dirige la ira. la apatía ya sabemos a dónde va: a ninguna parte. si la irá va a buen puerto y ahi logra convertirse en otro sentimiento, bien :)
ResponderEliminarAl que le moleste, Lu, que se retire por donde llegó.
ResponderEliminarA veces a mí también me salen chispas de entre los rulos al darme cuenta que la injusticia se codea conmigo misma en el colectivo.
No, no, eso ni hablar. Apatía nunca. Jamás.
ResponderEliminarContra la injusticia hay que actuar, en la medida de nuestras posibilidades pero hacer algo.
Un abrazo fuerte.