Día de la graduación.
Alumnos de último curso de Derecho
llamados a filas.
Empollones, aplicados, y vaguetes.
Algunos se ven las caras por primera vez.
De un brazo,
las mamás lagrimeantes.
Del otro brazo,
los papás orgullosos.
Revoloteando alrededor,
hermanos pequeños traviesos
o hermanos mayores dando consejos
o ambos,
o ninguno.
Comienza la ceremonia civil
tras la misa,
incoherencias de la educación pública.
Y nombre a nombre,
suben a que les imponga la banda
el profesor elegido padrino,
amado por algunos,
odiado por otros
a los que les gustaría quitarle la banda de la mano
y usarla para ahorcarle.
Pero es una mala idea,
habría demasiados testigos
y todos con conocimientos
en materia penal.
Todos están vestiditos elegantemente
las chicas han ido a la peluquería
y lucen tocados florales,
los chicos han aprendido a anudarse la corbata
¡qué gran día!
Clausura del acto.
Todos hacía otro edificio histórico.
A tomar el vino de honor.
Y allí se arma el revuelo,
la hecatombe.
Los niñitos repeinados
se vuelven locos
y comienzan a tirarse
los canapés
entre ellos.
Las niñitas enmoñadas,
se vuelven locas,
le tiran al magistrado invitado
de la toga
y bailan con él,
sin su consentimiento
la "Macarena".
Uno de los niños
le enseña el culo
al sacerdote
que ha oficiado la misa.
Madres y padres y hermanos
estupefactos
no comprenden qué han bebido/ comido
sus hijos modositos
para montar tanto jolgorio.
Uno ha trepado por una columna.
Otro está escanciando el vino blanco.
Ay.
Será el estrés...
Dedicado, con mucho cariño, a Raquel, que me "sufre" todos los días, jeje.
ResponderEliminarQue lindo... me trae muchos recuerdos!!! un fuertisimo abrazo...
ResponderEliminarPor sierto, tengo tu blog abierto mientras visito otros blogs, me encantan The Beatles
Jajajajajajaja, ¡La Macarena! Qué risa me ha dado este texto, Lucía.
ResponderEliminarSiempre te luces :D
¡Muá!
lo cierto es que me dejas pensando un buen rato de dónde sacas estos textos y qué estará pasando por tu cabecita cuando los escribes.
ResponderEliminarbiquiños
Si.
ResponderEliminarEl teatro de lo absurdo.
En diez años dejarán de verse y apenas se hablarán.
Besos.
Eso, por no hablar del momento "Gaudeamus Igitur", en el que nadie se sabe la letra pero todo intenta parece solemne.
ResponderEliminarSé que suena muy casposo, pero mi graduación fue uno de los días más felices de mi vida.
será el estrés.. Me gustó tu rincón.
ResponderEliminarserá el estrés pero yo lo he vivido todo como si se desarrollase en Miami.
ResponderEliminarPor supuesto que al profesor se lo cargan...y entonces aparece Horatio Caine y empieza a desembrollar todo, desde el moño de la niña hasta el nudo de la corbata del niño (técnica recién aprendida)
Nadie entiende nada pero para superar mi estrés necesito que al final cojan al malo...yo confío en Horatio, seguro que no me defrauda :)
Saludos
joder, con el pedazo de comentario que te había hecho y se ha perdido en el limbo, por lo menos yo no lo veo
ResponderEliminar:(
Saludos
Cuanta astucia en tus textos, me quedo sorprendido cada vez, no soy de elogiar, pero realmente me sorprende por los distintos matices de emoción que haces transitar al nadie atento.
ResponderEliminarmuy bueno.
Muuuuchas gracias con muuuucho cariño también!!!!!
ResponderEliminarPuestos a elegir, me quedo con estos “sufrimientos” antes que cualquier otro, jaja.
Yo me daría con un canto en los dientes si la hecatombe se produce ya en el vino de honor, jaja. Personalmente, desde luego que preferiría que me tirasen un canapé a, por ejemplo, uno de esos centros florales baratos que seguramente adornarían el lugar en el que se desarrolle el acto, más que nada por las consecuencias del golpe y la repercusión del mismo, pues no debe ser muy grato que vean semejante suceso tanta multitud de gente importante, ni padres y madres que pasarían de llorar de emoción y orgullo a entrar en un estado de estupefacción en el que se preguntarían por los avatares de sus modositos hijos, jaja.
Lo que me gusta mucho es lo de la Macarena e incluso no te diría yo que habría que proponerlo para la nuestra,jaja. En vez del Gaudeamus, la cancioncita como colofón al acto. Obviamente, propuesta por escrito y ante Notario, que para eso estamos en una Facultad de Derecho,jaja.
Muchos besos y ánimo.
Me gusta la forma como lo describes. Son momentos que se guardarán siempre en un rinconcito en la memoria, de una forma especial. Un abrazo.
ResponderEliminarTu escrito me hace acordar cuando uno siente vergüenza de su propia familia, me ha ocurrido varias veces.
ResponderEliminarUn abrazo del alma
me encantan las hecatombes, es como una histeria producida bajo ninguna droga, mas que la de la necesidad de soltar los prejuicios y ser uno mismo.
ResponderEliminar:)
besos
Jajajaja, tantas páginas para estudiar, tanta estructura soportada, tantas normas, leyes, estatutos, incisos leídos/estudiados/repetidos…tanto, tanto, tanto…que la hecatombe resulta ser (en mi punto de vista) un pequeño grito desestructurado…de los muchos que vendrán jajajaj.
ResponderEliminarSalutes!
Hola Lucia! Tiene una mezcla inteligente de todos los matices de la vida encerrados en un texto. Alegría, seriedad, disciplina, descontrol, hipocrecía... Me encantó el desarrollo y el remate... ¿Será el estrés? jaja!... Me hizo sonreír y pensar al mismo tiempo.
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