Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia,
pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde
arriba, la vida humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar
de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las
demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos
chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de
fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego
loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos
bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la
vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca se enciende.
Microrrelato de "El libro de los abrazos", de Eduardo Galeano.
me gustó la idea de que todos somos fuegos. O luces distintas que brillan de forma desigual, con más o menor intensidad y que alguien desde arriba pudiese verlo.
ResponderEliminar1 besito.
Lo había leído.
ResponderEliminarEs bonito verdad?
Lástima que sea mentira.
Besos.
Pues alguno debe ser agüita, porque es capaz de apagar muchos fuegos...
ResponderEliminarYo estoy más con toro salvaje, no deberíamos confundir nuestros deseos con la realidad, no?
Pero igual, si la miramos bien, la realidad es mejor que el más hermoso de los deseos.
bsos!
Supongo que sí es una utopía creer que las personas se diferencian por la intensidad con que viven, la huella que dejan en otros; su manera de vivir, en definitiva. Pero me parece una metáfora preciosa, pensar en alguien a unos cientos de metros más arriba, viendo simplemente fuegos, que no se distinguen por nacionalidades, razas, creencias, sexo, orientación sexual,... Simplemente, todos somos puntitos luminosos. Eso sí, desde aquí abajo es cosa nuestra hacer ese sueño real.
ResponderEliminarsomos pura utopía con patas; pero también somos muchas cosas más a la vez, como fuego.
ResponderEliminar¿Qué fuego serías tú, pequeña Lucía?
biquiños
Es PRECIOSO ese libro, Lucía. Es, por mucho, de mis libros favoritos.
ResponderEliminarSiempre es lindo consultarlo; cada vez es diferente la sensación que te regala.
Un abrazo inmenso, ¡y ánimo en la escuela!
Muá.
Me preguntas qué fueguito sería yo, drapo. ¿Y si te subes a una escalera, te fijas y luego me dices la respuesta? Jeje. Besicos :)
ResponderEliminarOhhh preciosa utopía, pero me queda una duda: ¿cuál es el combustible que alimenta ese fuego?.
ResponderEliminarSi os señalo la luna, no me mireis el dedo; la pregunta va más allá de lo que parece en un principio... =)
Un beso, Lucía.
Lucía, primero quiero darte la gracia por traernos a Galeano.
ResponderEliminarY segundo, confesarte que siento una atracción incntrolable por los (fuegos) que arden la
vida con tanta pasión que no puedo mirarlos sin parpadear... y claro, me acerco y me enciendo (y a menudo me quemo).
Muy bonito el relato.
Besos
PD: Pedirle eso a drapo sí que es utopía (lo digo para que suba y cuente).
Preciosísimo, me gusta mucho Galeano. Tenemos eso en común.
ResponderEliminarBesos
"Aquel chico..." buena pregunta la del combustible. Creo que los fuegos que no queman, y los fuegos serenos, no usan combustible, se dejan llevar, lucen por inercia. El resto, prenden por sus emociones.
ResponderEliminarNo sé si coincidirá mi idea con la tuya, jeje.
Me encanta El libro de los abrazos de Galeano. Y este texto me llamó especialmente la atención. Me parece precioso...
ResponderEliminarUn abrazo sonriente :-)
Es muy hermoso creer que es asi, está en nosotros qué clase de fuego seremos nutriéndonos de buenas intenciones, ilusión sueños y magia ¿por qué no? Un abrazo.
ResponderEliminartodavía no lo sé, Lucía.
ResponderEliminarTodavía.
biquiños
Conozco un blog en el que en vez de comentario, la gente deja mares de fueguitos.
ResponderEliminar:)
Me encanta el relatillo.
Me dejas pensando... ¿qué tipo de fueguito seré?
ResponderEliminarBesos.
Por aquí me tienes en esta mañana de domindo, bebiéndome tus letras. Un placer siempre pasar por tu universo.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo enorme.
no hay dos fuegos iguales.
ResponderEliminarcuanta razón.
y quien se acerca se enciende.
totalmente de acuerdo.
me ha gustado el texto!
Que bonito Lucía..., me encanta el libro de Galeano, es para ir leyendolo poco a poco, disfrutando de cada uno de sus abrazos.
ResponderEliminarEs curioso pero alguien que ha sido muy importante en mi vida en los últimos meses me regaló justo ese libro hace sólo unas semanas.
Un placer haber descubierto tu blog.
que bello es encontrar esa chispa que nos enciende!... buen texto!...
ResponderEliminarpues, espero q ergo te guste, a mi ahora se me ha dado por ver pelis de anime jeje... asi q de esas te recomiendo, el viaje de chihiro, y otra llamada el castillo errante de growl :)... bueno, un gusto pasar, saludosss :)
Bueno... bueno... el fuego como metáfora de la humanidad.
ResponderEliminarGenial el texto Lucía.
Salud y poesía!!!
Tomo nota de los fueguitos.
ResponderEliminarBesos
Galeano aviva los fuegos más calmados con su magnificas letras.
ResponderEliminarMe gusta el fuego porque me recuerda el calor de mi infancia ..
Besos de susurros