Últimamente, su cabeza más que el soporte de ideas y sombreros, parece una especie de caldero mágico en el que echar los ingredientes de alguna pócima con quién sabe qué propiedades. Y es ella misma la que maneja la cuchara de palo, y da vueltas y vueltas al contenido. Qué mareo. Le gustaría saber hacer el pino para que todos los añadidos a este mejunje quedaran parados temerosos ante situación tan inestable y dejaran de darle la lata; pero es una mujer con los pies en la tierra, también en ese sentido. La primera y última vez que trató de hacer equilibrios, fue obligada por la musculosa profesora de educación física, asignatura que debería ser prohibida por ley en su opinión (baste mencionar que su récord personal de flexiones es de 4, aunque entre las féminas era una cifra más que honrosa, ya que alguna hacía media flexión, es decir, subía el cuerpo desdoblando los codos y se desplomaba); el caso es que esa vez que sus pies querían tocar las nubes y sus ojos ver el panorama desde otra perspectiva, oyó un cloc procedente de su cuello y como ella es algo exagerada y miedosa, ya no quiso volver a probar. Que para virguerías ya está la gente del Cirque du Soleil, se dijo entonces.
Así que no le queda otra que seguir con tanta lío en la cabeza. Tantos pros y contras que se apelmazan en la cabeza. Que sí, que no, que quizá más tarde.
Puf.
¿Cómo va a ser que una carnicera se enamore de un vegetariano?
Es que tener los pies en la tierra no es suficiente para evitar los amores imposibles, o al menos difíciles.
ResponderEliminarBonito relato, Lucía. Me gustó mucho
Un beso
Por esa misma regla de tres, nunca se hubieran podido enamorar el sol y la luna. Y si hoy no se pueden ver, es porque hubo un día que fueron amantes ;)
ResponderEliminarBesos nocturnos
Yo deshojaría una margarita... Nunca mienten!!! Ahh, y vivan los amores imposibles!!
ResponderEliminarBesoños
Jajajajaja, ¡hazme el favor! Pero pasa. Y muy muy seguido.
ResponderEliminarEspero que estés de maravilla, Lucía querida.
Miles de besos.
Cosas más raras se han visto.
ResponderEliminarEs posible.
Besos.
... y para mí, un solomillo al seitán.
ResponderEliminar:P
pues...
ResponderEliminarvaya uno a saber,me hiciste acordar a la canción de sabina que dice.
" estoy de vuelta dijo un tipo que nunca fué a ninguna parte"
cosas que pasan...
Tenías que haberlo titulado "Cosas que sólo se le ocurren a Lucía Corujo contadas con gracia"
ResponderEliminarTu blog cada día mola más^^
La cabeza como caldero mágico no está mal para empezar. Dale un toque varita a ver qué sale de ahí. Un saludo
ResponderEliminarDile que salte y que baile, y que se menee, a ver sis e mezclan bien los ingredientes y sale algo bueno.
ResponderEliminarMuy bueno jajaja
ResponderEliminarjajajajjaa, me ha encantado. Y estoy de acuerdo con que se debería prohibir POR LEY la asignatura de educación física, jajajajaja
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, querida Lucía.
¿cómo puede ser que la carne necesite de rosas?
ResponderEliminarbiquiños
Yo creo que en el amor no hay que buscar un igual, sino un complemento. A mi me gustaría encontrar alguien diferente a mi, porque conmigo misma me aburro jjajaj. Besos
ResponderEliminarPues...precisamente por eso.
ResponderEliminarPero a pesar de todo, sigo inclinándome por lo heterogéneo.
ResponderEliminarJajjaja... Lucía, siento decirte que estás en lo cierto. Si Dios quiere, en diciembre estoy pisando tierra del fuego, otra gran aventura que tenemos en la cabeza hace tiempo y con suerte, en las siguientes navidades (verano argentino) toco los dos extremos de la tierra.
ResponderEliminarVe aprendiendo contorsionismo, cuento contigo.
:P
Pues me parecen la pareja perfecta! totalmente complementarios, si así sucedió mejor dejarse llevar y no pensar demasiado.
ResponderEliminarUna caldera de líos en los sesos, imposiblidad para hacer el pino, una carnicera y un vegetariano... Vaya batiburrillo de cosas!! Pero me encanta chica, qué manera de sorprender!
ResponderEliminarSaludos!
También hay Cocker Spaniels de alta cuna que se enamoran de Schnauzers callejeros y hasta comparten spaghettis.
ResponderEliminarLo fantástico del relato fue la parte de las flexiones y como justificar cuatro!!!, me causó mucha gracia.
ResponderEliminarSobre la pregunta final, entre tan lío mental, entre tantos colores, aromas y miramientos oblicuos, entre todo eso, entre tanto cosa…seguro, pero SEGURO, que en alguna noche de sueño pesado se iluminará y encontrará la manera de encontrar un puente entre la carne y la verdura.
Beso!
¡qué mareo!, ¡qué meneo¡, ¡qué ruina!a mí me encantan los líos en mi cabeza, me llevan a todos lados: al cielo, por tierra e incluso fuera del mundo.
ResponderEliminarSacándole lo de la carnicera y el vegetariano, es exactamente como me siento yo actualmente con algunas cosas a mi alrededor... qué timing el de tus escritos!
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