En un pequeño restaurante de la mágica ciudad de Roma, Adriana recibió una inesperada proposición de matrimonio.
Su primera reacción fue sonrojarse y bajar la mirada. Analizó durante medio minuto su descuidada apariencia: las zapatillas deportivas verdes -las más cómodas que tenía, para poder recorrer la ciudad a pie, que es la manera de no perderse ni un solo rincón-, los pantalones vaqueros holgados y una camiseta de su grupo de música favorito. Por no hablar del pelo: su coleta no lucía igual que cuando se peinó, diez horas antes, frente al espejo del cuarto de baño del hotel, ya que la brisa traidora la había ido descomponiendo a soplidos.
Trató de recuperar la compostura como mejor pudo, y contestó al proponente:
— Camarero, de postre quiero tiramisú, y déjese de boberías, per favore.
Ohhhhhhhhh... se podrían comer el tiramisú juntos!!
ResponderEliminarEl postre siempre merece compañía.
Saludos!!
¿Puede que se acordara de que se había perdido el noviazgo?
ResponderEliminarNo creo, en todo caso fue la mejor respuesta.
Besos
Los italianos siempre tan aduladores, ¿o realmente se quería casar?
ResponderEliminarAyyy
ResponderEliminarYo quiero que se me declaren así!
Bueno, o de alguna manera, vamos, pero que se me declaren :P
¡Camarero! Debió pedirle matrimonio con el tiramisú en la mano. No es un anillo, pero es muy tentador.
ResponderEliminarPor algún motivo, se me vino a la memoria "De cartón piedra", del Nano. Será que me seduce la idea de proponerle matrimonio a la muchacha de zapatillas verdes...
Pfff... qué torpe. No quise dar click allí.
ResponderEliminarUn enorme beso, Lucía.
... vuela esta canción ...
(ahora sí, "Publicar un comentario")
Pobre camarero.
ResponderEliminarEra la séptima mujer que esa tarde le daba calabazas.
Besos.
Donde esté un buen tiramisú... jeje!!! Muak
ResponderEliminarUna buena propuesta siempre se rechaza con estilo, exelente!
ResponderEliminarCordiales saludos.
Me encanta Adriana. Pordía haberme enamorado de ella, seguro.
ResponderEliminarBesos descuidados
Había oído del carácter seductor de los italianos y les daba cierto morbillo, pero si ya lanzan peticiones de matrimonio tan directas será mejor no acercarse a ninguno...
ResponderEliminarMuy bueno, Lucía. Me reí mucho
Besitos
OOO pero estoi segura que el la debio ver completamente adorable!! :(
ResponderEliminarEl pobre camarero italiano pecó de inexperto porque no se puede pedir matrimonio de sopetón, por mucho que te guste una persona. Lo más seguro es que nunca le explicaran la estrategia que hay que seguir en estos casos, es decir, la de preguntar: “¿Tienes fuego?” o similar (a mí ya no se me olvida, jaja). Claro que, pedir un camarero fuego, en su restaurante y mientras está sirviendo, como que no cuadra mucho.
ResponderEliminarY la reacción de Adriana, aunque un poco brusca, me ha gustado. Sólo que en vez de un “déjese de boberías, per favore” yo le añadiría un componente italiano más, ése “ma che cosa” que a mí me gusta tanto,jeje.
Besos
oooh!, pero aún así, qué momento más romántico!! pobre camarero... Besos
ResponderEliminarThe hardest of hearts.
ResponderEliminar¡Otro fortísimo abrazo para ti, my dear! :)
Hola niña ;))
ResponderEliminarespero q estés felicisima de la muerte y todo en orden. Me gustan tus historias: Camarero!! póngame otra!!
bsos
Jajajajaja, estuvo gracioso, nunca pensé en el camarero. Ahora, mínimamente que el muchacho le ofrezca esa cena de forma gratuita. Caso contrario, una falta de respeto total! Jeje.
ResponderEliminarBeso!
miénteme..
ResponderEliminarbesos
Ja ja ja...es una preciosura....
ResponderEliminarCaramba, prefirió el tiramisú. Muy bueno Lucía.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Tiramisú que ricooo, hace dos findes comi mucho tiramisu mmmm.. que linda historia y que bien escrito!
ResponderEliminarBesotes =)
Los italianos son unos liantes, je je je
ResponderEliminarPor cierto, me acabo de dar cuenta de que la foto que tienes en la portada del blog es un sombrero sobre una montaña de arena. Desde que la pusiste que yo veía una chica con melena larga y sombrero mirando el mar. Qué fuerte, no?
En fin, un abrazo inmenso como el mar, querida Lucía.
Si Adriana leyera entre líneas, o no fuera pánfila leería: voglio scopare con te.
ResponderEliminarEl hecho que haya chicas que se sonrojen/emocionen con eso justifica que los camareros italianos sigan usando esa frase jajaja
Muy bien por el camarero
SUEÑO
ResponderEliminarEn tiempos remotos
visité al artesano de los maderos,
el que habla con las torcazas
y tiene un altar para los Dioses.
Llevé los planos
que elaboró el gitano de los augurios.
Cada trozo tenía el dulce rigor de la añoranza.
Escogimos leños y herramientas
y nos dimos a la tarea.
El veterano de los pinceles vino en nuestra ayuda,
basándose en exigencias elaboró bocetos
y con sus pigmentos tiñó el dibujo de tu rostro.
La última en sumarse al equipo
fue La Gran Bruja Blanca
realizadora de sueños imposibles
y con su vara mágica, sus pociones,
sus invocaciones divinas,
y el agua bendita
formada con el llanto de los ángeles,
intentó darle vida a tu retrato
pero no pudo.
Nada pudimos.
Sólo mis sueños te traen a la vida.
anuar iván.
mi particular versión de las "cosas que pasan..."
ResponderEliminarhttp://juantonioo.blogspot.com/2008/01/cosas-que-pasan.html