viernes, 24 de julio de 2009

La ruptura.

- Espero que cuando vuelva tus cosas ya no estén aquí- dijo Elena.
- No te preocupes, así será – contestó él.

Elena cerró de un portazo la puerta del piso y también su relación amorosa con él. No podía aguantar más. Aprendió por las malas que no basta con querer a alguien y que ese alguien te quiera para llevar adelante una relación. La decisión estaba tomada, pero quedaba la tarea más difícil: olvidar.

Horas más tarde, cuando volvió al que había sido el refugio de los dos, subió las escaleras hasta el primero a oscuras, no quiso encender la luz, abrió la puerta a tientas, y se desplomó en el suelo. Cuando el nudo de su garganta se disipó dejándole tragar saliva, fueron sus ojos los que la traicionaron y estalló en lágrimas.
Pasado el primer torrente salino y sabiendo que vendrían muchos más, subió todas las persianas, abrió de par en par las ventanas y gritó hacia la calle que por fin era libre.

2 comentarios:

  1. me parece macabramente adecuado el nombre de la protagonista de la historia teniendo en cuenta su título

    pero, ¿qué mas da?
    me voy a la usal

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  2. quedaba lo mas dificil, olvidar...cuanta razon te asiste.
    saludos,

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