martes, 21 de julio de 2009

La tragedia del oído.

Había un hombre que creía que no sólo oía por las orejas. A esta conclusión llegó una noche de tormenta. Se puso tapones en los oídos para no escuchar los truenos, que le asustaban desde que otra noche de tormenta, treinta años atrás, su abuela le contara que eran lanzados por Dios para acabar con la gente mala: Si tu abuelo no se hubiera liado con esa fulana de la Mari Carmen, aún estaría entre nosotros. No es que aquel hombre fuera muy creyente, es más, no iba a misa más que en ocasiones en que hubiera algo para llenar la panza después de la eucaristía: bodas, bautizos, comuniones,..., y también para el entierro de su abuelo. Pero ya se sabe que nadie es bueno por completo, todos hemos cometido algún pecado, aunque sea de los pequeñitos.

Pese a los tapones, los truenos resonaban en su interior y cada vez más próximos. Pensó: este horrible sonido debe entrar por otro sitio hasta llegar a mi cabeza. Debía ser la nariz el otro receptor. Dicho y hecho: se la tapó y comenzó a respirar por la boca. No dió resultado, seguía oyendo los truenos. ¿Sería el hueco de sus labios despegados el camino? Buscó un pañuelo. Se tapó la boca y la nariz. No volvió a oír nada.

2 comentarios:

  1. Será que a veces nosotros mismos somos el vaso lleno de agua donde nos ahogamos. O la curiosidad, la que por animarnos a descubrir el misterio, nos sorprende con cosas que de habernos estado quietecitos no estarían ahí.

    Quién sabe.

    Me gusta la pequeña historia = )

    ResponderEliminar
  2. Quizás el trueno era la voz de su conciencia...
    ¿Que olvidados quedan los viejos textos, no? Y en los inicios del blog las primeras cosas son poco comentadas... Es un poco ingrato porque a veces son geniales. Que lindo recuerdo el de tus comentarios en ráfaga... Posiblemente vaya tras la corriente y siga comentando tus viejos textos para ir en contramano con la obviedad... Permíteme esta pequeña rebeldía... Y me quedo reflexionando en una idea: en estos espacios siento que cada uno está contando de algún modo y quizás indirectamente su pequeña historia. Besazos desde Argentina!

    ResponderEliminar